domingo, febrero 25, 2007

El prisionero (I)

Bueeeeno, después de oír varias voces insistentes me he decidido a escribir mi primer texto de ficción no audiovisual en años. Por eso os pido comprensión, aunque cualquier crítica constructiva será bienvenida. Como es un pelín largo, la segunda parte saldrá mañana lunes por la noche. Ahí va el inicio de "El prisionero":
El silencio de la noche fue su aliado durante todos aquellos años. Cuando el bullicio del día se calmaba, cuando las situaciones no vividas durante las horas previas podían ser saboreadas en sueños, cuando el mundo real dejaba de tener sentido, sólo entonces despertaba Francina. Las horas de luz eran para ella una sucesión de obligaciones sin más horizontes que mantener en marcha su mediocre humanidad. Sólo al caer el sol podía sentirse especial, ya que era el momento en que los insípidos se dedicaban a dormir a pata suelta. Tontos. Lo mejor de la existencia se abría ante sus narices con una exhuberancia casi obscena, y ellos preferían sepultarse entre gruesas mantas y cerrar los ojos a las bellezas del mundo. Los ruidos superfluos morían, las distracciones banales quedaban veladas por la sabia oscuridad y llegaba el momento de despojarse de mortajas para respirar frescura con avidez.
El silencio y la calma podían contribuir a sedar las inquietudes y preparar su alma para volar, pero conllevaban el inconveniente de dificultar las acciones supuestamente indebidas. Al menos a Francina, cuyos movimientos no eran precisamente gatunos, le costaba escurrirse de casa sin despertar a su familia, que evidentemente se habría horrorizado ante la idea de que su hija pequeña se dedicase a vagar por los acantilados en la oscuridad. Sin embargo, la joven no tardó en desarrollar un sistema que le permitiese dejar atrás la dormida casita blanca y caminar por las rocas que enmarcaban el mar. Cada vez que salía al caminito que unía su jardín con el agua, la belleza de la noche la abofeteaba sin piedad. La misma luna que trazaba senderos etéreos en el mar iluminaba tenuemente las piedras, permitiéndole ver dónde metía el pie.
Y fue así, en una de sus múltiples caminatas nocturnas, cómo conoció al prisionero.
Cerca de su casa había una cueva cuya entrada estaba cerrada por unos pesados barrotes de hierro. Por su aspecto, se diría que llevaban siglos allí. En cierta ocasión, siendo ella una niña, Tomeu le había explicado que esas pequeñas cavernas naturales habían sido utilizadas a menudo como prisión para los piratas. Después de aquello, la nena había bajado múltiples tardes a la antigua cárcel. Aferraba sus pequeñas manos a los gruesos barrotes y oteaba al interior... no sin cierto miedo de que sus ojos se encontrasen con las cuencas vacías de una calavera. Sin embargo, ni calaveras ni esqueletos, ahí el único muerto era la propia cueva. Al final, había desistido, decepcionada ante la aplastante realidad de la vida. Por eso, cuando esa noche sus pies la condujeron a las inmediaciones de la cavernita, sólo la casualidad quiso que así fuera. Sin embargo, en ese instante un lamento quebró la noche y se detuvo a escuchar, dudando de si debía acercarse o no.
Yo también soy cuentacuentos


Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
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7 comentarios:

Cam dijo...

Pues a mí me ha gustado, está bien trazada la atmósfera y la protagonista. Sólo le veo el final que se ha quedado en el punto en el que quieres seguir leyendo a toda costa, pero como el lunes está la segunda sabré esperar xD

Ánimo con el relato que escribir no se olvida :K!

Un saludo!

Anónimo dijo...

Me he quedado con las ganas de saber más, así que volveré mañana para descubrir que se esconde...

Jara

Anónimo dijo...

¡Cielos! ¿quien estaba en la cueva? ¿por que? ¿quien lo encerró? ¿cuanto tiempo lleva ahi?

cuantas preguntas y una semana para saber. Cuenta con mi visita la semana que viene

tormenta dijo...

eeyyy... Pati, muy muy bueno. La historia muy prometedora, me ha encando de verdad. La niña, Francina, es todo un personaje... y bueno, me gusta tu forma de narrar. Reconozco que cambia de tono bastante a lo largo del texto, pero no sé si es una impresión mía o si es lo que buscas, o si no es nada :P... mmmm ya me comentarás guapa.
Besos

Anónimo dijo...

que se acerque, que se acerque, que te acerques, que nos acerques...

Popi dijo...

Hola Roadmaster. Estoy pensando en cambiarte el nombre porque es muy largo para escribirlo, pero todo a su debido tiempo.( Es broma, soy así) Imaginación. Me gusta. Pero no te comentaré hasta que se acabe la historia. Manías.( Sabes que de "manías" se puede llegar a "poesías" en sólo dos pasos?) Un besito y bienvenida, cuentista.( Me he cubierto de gloria con mi primer comentario...) :P

Anónimo dijo...

Bueno, una vez más me sorprendo al ver los cuentos que la gente ha escrito, y esta vez es el tuyo el que me deja sin palabras... Simplemente genial!!!
Besines de todos los sabores y abrazos de todos los colores.
Niobe, la autora de la frase...