viernes, febrero 09, 2007

El país triste

Los enigmáticos finlandeses empiezan a desvelar sus secretos. En realidad, se trata de una realidad largamente intuida, mas no confirmada hasta ayer. Ahora que los meses-burbuja han llegado a su fin y tengo la esperada oportunidad de relacionarme con los autóctonos, puedo preguntar las cosas que deseaba saber.
El primer día que tuve clase con ellos fue el lunes de la semana pasada. Ese día yo estaba bastante callada y algo malhumorada, ya que tenía un cierto resentimiento por lo poco receptivos que habían sido los meses anteriores. No conocía a estos chavales en concreto, pero daba igual, nada indicaba que fueran a ser diferentes de los que no me devolvían el saludo a pesar de haberme visto o no eran capaces de articular más que monosílabos. Sin embargo, Sanna se atrevió a preguntarme un par de cosas en el descanso. También me contó que había estado tres años viviendo en Tokio.
Ayer las cosas ya eran diferentes. Comimos juntas Sanna, Lotta, otra chica que no es de nuestro grupo y yo. Por fortuna, la clase es un taller con pocos alumnos (somos 8 con el profe) y nos hacen hablar mucho comentando los guiones, así que los pobres finlandeses pueden ir cogiendo confianza y soltarse. Y si digo pobres es por algo.
Ayer, Lotta se lamentaba del carácter finlandés. Llegó a decir que ojalá hubiera sido latina para poder hablar con la gente con soltura. Confesó que en tanto me vieron los corroyó la curiosidad, porque jamás antes había habido un extranjero en una clase normal (para finlandeses) de Media, pero no eran capaces de preguntarme nada. Cuando vieron que le ponia las cosas fáciles a Mika (éste es un chico, que no os engañe la -a jeje), la curiosidad se impuso a las reservas y se desató el interrogatorio. Así, terminé explicándoles mis titubeos cuando me encontraba a la gente: cuándo saludar y cuándo no, a quién hablar, si me sentaba sola o junto a alguien... Les conté que no esperaba que me fueran a dar dos besos como hacemos los latinos, pero me perdía en cuestiones como el saludo, pues yo soy muy de saludar a cualquiera aunque apenas lo conozca. Igualmente, no suelo entablar conversación si no empieza el otro, pero en esos casos no es raro que me vaya animando a hablar (y los que me conocen bien saben hasta qué punto puedo llegar XD). Aquí siempre me parecía que hablaba demasiado.
Sanna decía que se imaginaba lo que me estaba pasando y Lotta estaba triste. Dijo que a ellos también les ocurría, que deseaban saludar, hablar, conversar, darse palmadas... pero no se atrevían por miedo a quedar mal, a molestar, a parecer demasiado efusivos, dependientes o resultar pesados. A mí me dio pena, muchísima pena oírlo de sus propios labios.
"No cambies" me pidió. "Cuando nos veas, salúdanos, háblanos, aunque seamos tan pavos como para no contestar. En realidad lo estamos deseando."

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya... A mí me pasa igual. Conozco a mucha gente, pero recuerdo la cara con dificultad y el nombre no digamos. Al final termino saludando a gente desconocida, me saluda gente a la que no recuerdo y hablo con gente evitando decir su nombre. Me siento muy insegura, pero voy saludando y contando mi vida igualmente por ahí, por no hacer un feo a nadie. Me consuelo pensando que seguramente todos hacemos y pensamos lo mismo. También pienso que pobre la gente que no lo hace, porque todo esto enriquece la personalidad. Digo lo de hablar con gente de todo tipo y saber desenvolverse. Bueno, ya estoy hablando demasiado. Saluda a tus amigas de mi parte. ¡A ver cuando nos vemos!

Laura Luna dijo...

Estés en el país que estés, no dejes de ser tú misma. Es cierto que hay ciertas normas sociales que respetar, pero no está mal de vez en cuando hacer un intercambio cultural ;)
Un beso español,
Mun

Anónimo dijo...

ayyyyyyyyyyyyy ya he pasado por aqui... pero me he quedado como..UPSS... no me imagino en finlandia..aunque he conocido a un finlandés que trabaja en Costa Rica y si que me relacioné con él bastante bien.. bueno es que yo soy demasiado explosiva y dinámica y no le di tiempo ni a echarse a llorar..jajajajjajaja..... me interesa tu historia con los finlandeses..es una manera de aprender pero la diferencia es que si leo aqui lo que no debo hacer, seguramente haré lo contrario..

un besoooooooo y de paso que eres una concursante...te voto y te linkeo, vamos a ver en qué categoría estas.