miércoles, octubre 18, 2006

La Campaña


Estábamos cansadas de tener la autoestima por los suelos. De creer que éramos feas. De pensar que nadie nos iba a querer jamás. Por eso inventamos La Campaña.
Una noche, durante una conversación por MSN, se me ocurrió la idea de resaltar los puntos fuertes de mi interlocutora. Lo hice por medio de una frase en la que Cada Palabra Empezaba En Mayúsculas, de tal modo que se conviertiera en una especie de consigna que pudiera repetirse a sí misma cada vez que la necesitase. Lo que empezó siendo casi un cumplido se convirtió en tradición: cuando nos hacía falta, nos decíamos cosas como: "Mi Pelo Es Precioso, Es Suave Y Brilla Mucho", "Tengo Unos Ojazos" o "Me Encantan Mis Curvas". Las mayúsculas indicaban que eran cosas verdaderas, y que no las decíamos por presumir sino porque necésitabamos creérnoslas. En minúsculas hubiera sonado mal, como que nos tirábamos flores porque sí.
¿Por qué creernos lo que nos decían aquellos que querían hacernos daño? ¿Por qué cebarnos en los aspectos que menos nos gustan y pensar que es lo único que van a ver de nosotras? Ya está bien, fui fea porque lo decían ellos y ahora soy guapa porque lo digo yo. ¿Va a ser menos válida mi opinión que la de unos cretinos?
La Campaña es una nueva forma de vernos a nosotras mismas. Que yo diga Tengo Los Ojos Preciosos no implica que espere que los demás van a opinar lo mismo. YO pienso que Tengo Los Ojos Preciosos. No somos un grupo de creídas, al contrario, éramos las chicas pisoteadas que hemos decidido empezar a querernos, y funciona. Así que animo a todo el mundo a unirse a La Campaña. Una mejora su imagen de sí misma desde la honradez, aprende a apreciar lo que tiene y se quita muchos fantasmas de encima. Los demás nos verán como quieran, pero nosotras no nos autoflagelaremos nunca más.

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
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4 comentarios:

Anónimo dijo...

Criticar a nuestro aspecto físico era la última que tenían (o creían tener) los descerebrados a los que despertábamos tanta envidia... No podían decir que éramos tontas o que no valíamos una mierda, porque la inteligencia y el valor son cuestiones más o menos objetivas, al contrario que la belleza.

Sin embargo, no contaron con que éramos demasiado fuertes como para arrastrar sus fantasmas a lo largo de nuestra vida. Nosotras somos guapas, tanto por dentro como por fuera, y de sus bocas sólo podrán sacar la mierda de la que está llena su interior...
Un hermoso beso, mi sirenita,
Mun, your Doll

Tristana's leg dijo...

Tampoco se trata de esconder nuestros defectos bajo la almohada, mirar al cielo y decir: "Soy un ángel".
Porque el ser humano es muy feo, mal que nos pese. Es un simio perdido, con el culo cubierto por un pedazo de tela y muchas ganas de quedarse con la banana más grande de la rama más alta del árbol, sin poder conseguirlo. Es una extraña mezcla de instintos atrofiados con misterios de noches en vela.
Pero como es capaz de comprender su propia fealdad y querer a pesar de eso a sus semejantes, como es capaz de elevar la mirada a menudo y crear nuevas bananas de nieve y niebla, y, sobre todo, como es capaz de saber que es tan sólo un mono con delirios de grandeza -y a pesar de todo ser feliz- deja de ser lo que era. Es una mayúscula en medio de una ventana inesperada del messenger.
Todo el mundo tiene miserias. Y guardar rencor no es la menor de ellas. ¡Escoged vuestra banana!

Tristana-Val

PS: No, no me lo ha dictado mister Bananaman XD

Roadmaster dijo...

Ya se que somos feos de cojones, gracias, y no puedo dejar de pensar en eso, así que no lo voy a olvidar ni esconder ni en broma. Justamente se trata de combatir un poco ese sentimiento, buscar un poco de esperanza cuando ya sé que soy horrible y por más que lo desee nunca podré ser un pajarito o un gato blanco.
Déjame encontrarme las pocas cosas buenas que mi pobre humanidad me permite, por favor.

Tristana's leg dijo...

Nadie te lo ha impedido, sólo digo que aunque te afecten, valores los problemas en su justa medida. Y ser feo como especie no está reñido con ser bello como persona.