martes, octubre 10, 2006

Diarios de Freaklandia. Capítulo 4

Los visitantes asiduos de mi espacio (si es que los hay XD) habrán notado que hace más de una semana que no escribo. La razón es que he estado fuera, concretamente en una ciudad llamada Joensuu ubicada en la Karelia norte. Para más señas, es la región más al este de Finlandia, haciendo frontera con Rusia y a 400 km de Tampere, mi hogar habitual durante estos meses.

Junto con Laponia, Karelia está considerada como una de las regiones con más personalidad propia del país, y es ahí donde al parecer se encuentran los paisajes de bosque y lago más espectaculares. Sin embargo, me pareció que Tampere no tenía absolutamente nada que envidiar en ese aspecto. La pena fue que me tocaron días de mal tiempo y no pude ir al parque nacional Koli, visita que tal vez me hubiera hecho cambiar esta percepción. Pero ¡que no cunda el pánico! La pequeña y aburrida ciudad de Joensuu también ofrecía freakadas varias. Empecemos.

Lo primero que me llamó la atención fue el aspecto de los karelianos. Si en Tampere eran personas más bien pequeñas y de aspecto élfico, en Joensuu parecían duendecillos feos. Me explico: los varones medirán de media 1'65 o así y las hembras 1'55. La complexión era más bien robusta y las caras tenían los ojos semirasgados (cómo no) y las narices respingonas. Tal vez una mezcla de halfling con duende doméstico. Los niños, en cambio, eran una auténtica preciosidad. Aún no tenían el ceño fruncido y la chicha de los mayores, y al ser hijos de personas tan pequeñitas parecían miniaturas de niño, con lo cual me costó muchísimo no secuestrar alguno y llevármelo como juguetito.

Jajajaja, iba por una calle de tiendas observando a una pequeña mujer mayor que llevaba un careto de no haber cagado en tres semanas y pensé "Vaya cara sapo tiene esta tía" y va la buena señora y me tira un eructo en la cara. Obviamente me empecé a descojonar ahí mismo.

¡Uooh! El jueves me tocaron las verbenas de Joensuu, había dos escenarios distintos y estuve alternando entre ellos a lo largo de la tarde. En general se podía ver a la cantera metalera de la zona en acción (aún les falta para alcanzar a Stratovarius ), pero había un grupo que no tenía desperdicio. El cantante parecía una mezcla de Santiago Segura con Marco el bajista de Nightwish. Canijo, vestido con camiseta Freddie Kruger, un brazo escayolado y una armónica en la mano buena resultaba muuuuy grande. La música, en finlandés, me recordó a la de los Leningrad Cowboys con menos instrumentos, así que os podéis imaginar XD

Para acabar, un apunte gastronómico. La mañana del sábado había mercadillo y tuve el buen tino de comprar una bolsita de pullat (literalmente, panecillos dulces) que me parecieron un manjar de los dioses. Sabían a canela, mmmm... Os dejo una foto de un pulla para que, si alguna vez os perdéis por Karelia, o por cualquier otro rincón de Finlandia, los reconozcáis y los probéis.
Originalmente publicado en mi espacio MSN el 4/9/06

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me dan ganas de comerme la foto...