viernes, junio 01, 2007

Dolor

Quería que mi próxima entrada fuera la hermosa despedida que no pude conceder antes a mi adorada Finlandia, pero de momento no he podido subir el vídeo que había preparado a tal efecto, así que tendrá que esperar.

En su lugar, voy a divagar un poco sobre mi situación actual, lo cual no va a ser nada agradable, pero tampoco me quedan neuronas para pensar en otra cosa. La mayoría de los que me leéis ya sabéis más o menos de qué va la cosa, pero bueno. Hace 20 días me encontraba yo tan feliz en Finlandia, contenta por haber logrado desembarazarme de fantasmas que me habían atormentado durante años, gozando de una entrada de la primavera provocadoramente bella, ansiosa por reencontrarme con mis amigos (iba a pasar unos días en Barcelona antes de seguir viaje a Mallorca) después de un año sin verlos e ilusionada ante un futuro que por primera vez en muchos meses pintaba prometedor. Sólo llevaba clavada una espinita que las próximas noches de juerga y risas iban a neutralizar con toda seguridad. Y entonces... plaf, me llaman para comunicarme que mi padre se está muriendo a causa de una hemorragia cerebral severa. Mi padre, la única persona en la que pude confiar durante muchos años, la única que me animó a ser yo misma incluso ante mi madre (ella jamás ha sido capaz de aceptarme), la persona que mejor me conocía, me entendía, me escuchaba... en fin, la persona más importante de mi vida. Aparte de la conmoción de la noticia en sí, eso significó verme arrancada bruscamente de Finlandia, puesto que en menos de 48 horas estaba sentada en un avión rumbo al sur. No recuerdo haber llorado tan amargamente como en ese avión en años. En teoría, debería haberme ido unos 10 días más tarde, días en los que quería ir despidiéndome poco a poco de la tierra primero soñada y luego amada, de las personas que había conocido y que difícilmente volvería a ver y de una vida de diversión que con anterioridad me había estado vetada durante demasiado tiempo.

La tierra de los mil lagos se iba esfumando por la ventanilla y, a diferencia de todas mis anteriores vueltas a casa, pensar en lo que me esperaba no me consolaba en absoluto. Mi padre no iba a poder darme un tierno abrazo, mi madre no sería capaz de ocultar lo mucho que la había decepcionado y no tendría a uno solo de mis amigos cerca para apoyarme (es lo que tiene haber sido la margi del cole, vuelves a casa y tu casa está vacía).

Dos semanas hace ya de todo esto. Gracias al karma, las velas, las oraciones, los pensamientos o lo que fuera mi padre sobrevivió sin secuelas a su gravísimo estado, lo cual me llenó de alivio y orgullo. Sin embargo, todo lo demás en mi vida se desmorona. Mi día a día consiste en cuidar a mi abuela enferma en casa y a mi padre recién operado del cerebro en la clínica. El hastío y los efectos de los medicamentos hacen que esté quejica y caprichoso. Tengo que cumplir sus órdenes al instante o empieza a protestar como un bebé. Por las noches, sus gemidos y el traqueteo de las enfermeras no me dejan dormir. Si vengo a casa, es para encontrar a mi abuela quejándose de lo suyo. Cuando aparece mi madre, me reprocha no ser supergirl y tragarme todo esto con dignidad (hace 10 días ella se ponía a llorar en cada esquina y hablaba de mi padre en pasado U_U), aparte del eterno reproche de no ser normal en vez de friki. Papá aún necesitará un largo tiempo de recuperación al volver a casa. Encima están todos amargados por una vida de problemas económicos que también me atrapan a mí. El carácter irritable de mi madre complica las cosas aún más, puesto que ya no sabemos qué diablos hacer para complacerla, acabamos los demás también tensos y my sweet home es una olla a presión. Ni siquiera me dejan cantar para desahogarme, pues al parecer les resulta extremadamente molesto.

A todo esto sumadle una vida sentimental de mierda que no hace más que darme disgustos y restadle los 4 kg que he perdido en 15 días, más los otros 3 que se evaporaron aún en Finlandia cuando ya intuía que esto iba a acabar pasando.

La foto es la vista de la ventana de mi habitación de Palma durante un atardecer invernal. Ahora, en vez de mirar, lo único que me apetece es saltar por ella y volar como un ángel durante los segundos previos a mi entrada al infierno, si es que no estoy ya en él.

4 comentarios:

Cam dijo...

Joder qué marronazo. Mira que llevaba tiempo sin pasar por aquí pero no tenía ni idea.

Estas cosas por mucho que se diga sirven para bien poco y mucho menos siendo un total desconocido. Pero bueno, aunque es difícil ser positivo con estas situaciones, piensa que lo que estás haciendo es por tu padre y por todo lo que sientes por él y eso, supongo que merecerá de sobra el esfuerzo y el mal trago.

Y nada más, que no hay racha que no se pase aunque lo parezca.

Un abrazo y ánimo! :k!

Unknown dijo...

Es jodido, pero hay que aguantar. Creeme que conozco bastate bien la sesacion que sentis ahora, porque tuve que vivir algunas situaciones muy diferentes pero al mismo nivel de jodidas (si quieres algun dia te cuento en el messenger).

Y cuando menos lo esperes, asi como se te cagó ttodo de golpe, es seguro que un día se arreglará el terreno cuando menos lo esperes.

Saludos de parte mía y de varias otras personas que hay por acá y te quieren mucho :)


I feel the wind in my hair, and it's whispering, telling me things,
of the storm that is gathering near full of power I'm spreading my wings
Now I'm leaving my worries behind Feel the freedom of body
and mind I have started my journey,
I'm drifting away with the wind I go I am Hunting High and Low
diving from the sky above looking for, more and more, once again
I'm Hunting High and Low Sometimes I may win sometimes I'll lose
It's just a game that I play
After the storm there's a calm through the clouds shines a ray of the sun
I am carried from all of my harm there is no-one that I can't outrun
Now I'm leaving my worries behind Feel the freedom of body
and mind I have started my journey, I'm drifting away with the wind I fly

Anónimo dijo...

Ninguna entrada, ni palabra mejora los hechos de la vida... ni la hace más llevadera salvo que seas capaz de un poco de autoengaño. Pero, a pesar de todo, tras el último reflejo de luz de cada puesta de sol chispea el horizonte con un nuevo día para alguien, aunque esté a miles de kilómetros de donde tu te encuentras. Por alguna razón desconocida es posible que un día ese sol sea el tuyo... Y te encontrará aquí, o en Finlandia.

Laura Luna dijo...

No necesitas que te lo diga... Tu muñeca sabes que estará ahí para ponerte las tiritas, para darte los achuchones necesarios que te hagan olvidar ese dolor. No sé curarte, pero intentaré anestesiarte :)
Ai shiteru,
Mun Light Doll