sábado, abril 21, 2007

Diarios de Freaklandia. Capítulo 14

Acabo de regresar de Helsinki, ciudad en la que he pasado los últimos 4 días con motivo del festival Illumenation (nada que ver con los Illuminati xD), en el que se exhiben cortometrajes hechos por estudiantes de universidades y escuelas de toda Europa. El caso es que me planté en la capital sin saber cómo encontraría el albergue, ni la escuela en donde tenía lugar el festival, ni a la peña de mi uni, ni... pero todo salió bien a la primera jejeje. Los dos primeros días participé en un taller sobre la aplicación de animación a películas de imagen real (muy muy interesante) que me mantuvo bastante entretenida. El resto del tiempo estuvo dedicado a errar por Helsinki e hincharme a ver cortos de todo tipo, con un récord de 5 horas seguidas el viernes.

Podría hablar de los cortos y cosas así, pero creo que hay otras cosas que no tienen desperdicio. Por ejemplo, la instalación de la entrada de la sala de proyecciones: un maniquí mutilado (en la foto no se nota que le falta un brazo xD) en una piscinita, todo ello rodeado de un ambiente "tropical". Se ve que la peña se aburría porque, cada vez que lo miraba, el muñeco estaba en una posición distinta. ¿O se movía él solito? Misterio...

No sé si los atavismos con los que Dios me ha obsequiado han logrado esquivar mi cerebro. El caso es que me he pasado toda la semana fascinada con esta maquinita:

día tras día aleteando ante ella sólo para ver cómo vomitaba papel. Mi mente rudimentaria se quedó en la pila de toallitas amontonadas junto al grifo, que queréis... xD
Un chaval portugués del taller y yo tuvimos una buena coña con mi compañera de habitación del albergue. Durante los dos primeros días de mi estancia no importaba la hora a la que entrase al cuarto, la buena mujer siempre estaba acostada. Eso hizo que el portugués se planteara si seguía viva... total, que la primera vez que se levantó el corazón me dio un brinco y todo jajaja
Lo mejor de todo: el día que fui a comprar el desayuno a una especie de kiosko que había en la escuela esa. Me serví café y un bollito y cuando pregunté dónde había que pagar, un finlandés me señaló una cajita en la que había algunas monedas. Una foto de los ojos de una chica era la única vigilancia. Mientras depositaba el precio exacto de lo que había cogido, me emocioné.
Amo este país.

3 comentarios:

Laura Luna dijo...

...

¿Soy la primens? :D

Cada vez que me cuentas tus peripecias en Freaklandia me entran más ganas de hacer un teleport hasta allí.

Te he echado de menos esta semana (y te sigo echando de menos :$)

Un beso friki,
Your Doll

Unknown dijo...

realmente impensable lo de la cajita o.o

Anónimo dijo...

Nena!!
q acia tiempo q no me pasaba por aki y se t exa de menos! jajaja. Venga a ver si vuelves pronto!!

un besote molttt grannnnnn